Violencia en La Araucanía, una piedra muy molesta en el zapato de Gabriel Boric Celia López, 21 de mayo de 202421 de mayo de 2024 El Gobierno chileno se ha visto obligado a mantener el estado de excepción durante más de un año en esta región en el sur del país a pesar de que el actual presidente se opuso a medidas de este tipo cuando era diputado. Lo repasamos en este post El conflicto en La Araucanía (Chile) se ha convertido en un auténtico quebradero de cabeza para el Gobierno chileno. El presidente Gabriel Boric mantiene el estado de excepción en la zona, lo que permite desplegar al Ejército, ante la escalada de sabotajes y actos violentos. El propio Boric se opuso cuando era diputado raso a aplicar este tipo de medidas, pero ante el recrudecimiento de la violencia el actual Ejecutivo de Chile mantiene desde hace año un año medidas excepcionales para tratar de contener la criminalidad. El presidente de Chile, Gabriel Boric, durante el Encuentro Anual de la Construcción 2024, organizado por los grandes empresarios del sector. EFE/ Presidencia de Chile Este remoto rincón del mundo arrastra un conflicto por las demandas indígenas. Algunos grupos reclaman parte de las tierras y comenten actos violentos y sabotajes para lograr sus objetivos. En los últimos tiempos se ha mezclado este problema con los actos de delincuencia organizada y narcotráfico, según recoge una reciente información de la agencia EFE. El asesinato de tres policías en esta zona a finales de abril en circunstancias que aún no están claras han generado un gran desconcierto en la ciudadanía chilena. Conflicto enquistado La Araucanía y la zona de Biobío es testigo de un conflicto enquistado desde el siglo XIX. Fue en ese momento cuando el Estado chileno se apropió por la fuerza las tierras que reclaman las comunidades indígenas mapuches, una de las etnias más numerosas del país. Recientemente se condenó a Héctor Llaitul, el líder de una de las organizaciones radicales mapuche, a 23 años de prisión por diversos delitos contra el Estado. Desde finales de los años 90 se han vivido en la zona diversos repuntes de la violencia que evidencian todos los conflictos políticos pendientes de este país hispanoamericano. Por si fuera poco, parece que en este cóctel violento también se han colado el crimen organizado y el narcotráfico. La receta de Boric para afrontar el problema ha consistido en organizar una comisión para restituir las tierras de los indígenas. El mandatario se ha comprometido a comprar tierras para estas comunidades y a construir infraestructuras. Violencia terrorista A pesar de ello, los problemas de inseguridad y violencia no se han desvanecido y las deseadas instalaciones nuevas no acaban de llegar. El presidente del Chile ha reconocido que se han cometido actos de carácter terrorista en la zona, aunque ha descartado echar mano de la Ley Antiterrorista como sí hicieron Michelle Bachelet y Sebastián Piñera. A pesar de todo, el problema no es fácil de solucionar. Y el propio Boric lo sabe. “Hay muchas ciudades del sur que fueron construidas sobre tierras que antaño fueron mapuche y esas ciudades deben ser preservadas. Muchas personas no mapuche se han establecido aquí desde hace generaciones, echaron raíces y ahora sus derechos también deben ser preservados“, explicó el mandatario recientemente. El ejemplo de La Araucanía chilena vuelve a demostrar lo difícil que ha sido a lo largo de toda la Historia establecer fronteras. Las consecuencias de hacerlo siempre se acaban proyectando en el futuro. Actualidad ActualidadChileGabriel BoricViolencia